Malagradecidos y berrinchudos

COLUMNA EN LA MIRA

El conflicto entre el Partido Sinaloense y el alcalde de Mazatlán, Luis Guillermo Benítez Torres no es ninguna sorpresa; desde que se anunció que trabajarían juntos en busca de la reelección, era muy predecible el desenlace que iba a tener esa alianza electoral.

Hay que recordar que el Químico Benítez fue el principal opositor a la alianza Morena – PAS, y dio mucha batalla al interior del partido para frenarla, pero al final no le quedó de otra que aceptarla y poner buena cara, todo sea por mantenerse otros tres años en el poder en el Gobierno de Mazatlán.

Se vivieron semanas de mucha tensión y golpeteo entre los morenistas, hasta que el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado vino a Sinaloa  sellar el pacto con Héctor Melesio Cuén Ojeda y el Partido Sinaloense, y entre los acuerdos, le cedieron al PAS la candidatura a la alcaldía de Mazatlán, con lo que lograron controlar al Químico Benítez, al menos por un tiempo.

Mucho se criticaron estos acuerdos para concretar esta alianza, que bastante caro le costó a Morena y Rubén Rocha Moya, para la baja votación que logró el pasado 6 de junio.

En la elección a gobernador, el PAS obtuvo 90 mil 912 votos, lo que representó el 8.24 por ciento de la votación; y eso que Cuén Ojeda no se cansa de presumir a los 145 mil 941 afiliados que tienen, ¿Y los 55 mil votos restantes?.

Y en elección por la presidencia municipal de Mazatlán, el PAS a penas aportó 9 mil 601 votos, por debajo del PRI y PAN, y casi empatado con Movimiento Ciudadano. Mientras que Morena logró 74 mil sufragios, es decir, aún sin los votos del Partido Sinaloense, el Químico Benítez hubiera ganado sin dificultad con el voto de los morenistas.

Pero más allá de estos pobres resultados alcanzados en las urnas, Héctor Melesio Cuén Ojeda pactó con Luis Guillermo Benítez la candidatura por la presidencia municipal de Mazatlán, y en la planilla de regidores incluyeron a pasistas. Y de ahí en adelante todo fue luna de miel, el discurso del alcalde mazatleco cambió hacia Cuén y el PAS, se dejó querer por ellos, vistió con sus colores, levantó sus banderas, se tomó fotografías con sus militantes; todo iba bien, hasta que ganó.

Y de inmediato el discurso del Químico Benítez volvió a cambiar, volvió a desconocer al PAS y pintó su raya, para no incluir a pasistas dentro de su administración, únicamente a los cinco que formarán parte del Cabildo, y que fueron electos juntos con él; a quienes no los ha dejado participar en el proceso de entrega – recepción.

Los ediles electos han interpuesto una inconformidad ante el Tribunal Electoral del Estado de Sinaloa para defender sus derechos políticos, por ser excluidos de este proceso de transición; que es entre las mismas personas que actualmente gobiernan Mazatlán.

No hay que olvidar que en varias ocasiones, Héctor Melesio Cuén ha declarado que si no los incluyen en el Gobierno de Rocha Moya, o en algunos Ayuntamientos gobernados por Morena, no harían berrinche y aceptarían las decisiones de los alcaldes, ¿entonces por qué el berrinche en Mazatlán?.

Si bien tienen toda la razón de estar molestos por la traición que han sufrido por el Químico Benítez, pero Héctor Cuén tampoco puede pecar de ingenuo, porque muchas veces le advirtieron que esto iba a ocurrir, así que no debe sorprenderse.

De entrada, el PAS tendrá cinco votos en el Cabildo para intentar ser contrapeso del alcalde, más los regidores que se le sumen, incluidos los de Morena; pero este conflicto no terminará aquí.

Y esto mismo puede replicarse en Culiacán, donde Jesús Estrada Ferreiro ha declarado que no tienen compromisos de incluir a pasistas en su gabinete, porque ya tendrán a la síndica procuradora y regidores, y que se den por bien servidos.

El PAS encabezará a partir del 1 de noviembre seis presidencias municipales, tendrá 5 sindicaturas de procuración, 34 regidurías y 8 diputados locales; la cantidad de representantes populares más alta de su historia, a pesar de la baja votación alcanzada a nivel estado.