COLUMNA EN LA MIRA
Tras 23 días de conflicto en el Cabildo de Mazatlán, al parecer está a punto de llegar a su fin, y finalmente el Partido Sinaloense tuvo que ceder y romper definitivamente con el alcalde Luis Guillermo Benítez Torres y con Morena, al menos en Mazatlán.
Al decir que al menos en Mazatlán, es porque ahí se originó el conflicto, donde pasistas y morenistas pelearon por quién tenía el poder, y al final, el PAS perdió todo lo que había ganado, y quedó una minoría revoltosa y vetada durante los próximos seis años.
Ahora bien, hay que esperar para ver si ese conflicto municipal no se extiende a nivel Estado, y qué tan dañada queda la relación entre ambos partidos, pero sobre todo con el gobernador Rubén Rocha Moya, quien está muy molesto por la postura asumida por los pasistas, y las declaraciones finales que hicieron, tanto Héctor Melesio Cuén Ojeda, secretario de Salud, quien sigue hablando públicamente como dirigente del PAS; pero sobre todo Víctor Corrales Burgueño, secretario general y presidente provisional.
Las palabras de Rocha Moya fueron claras y contundentes: El gobernador es él, quien toma las decisiones en el Gobierno de Sinaloa es él, el poder no se comparte, y mucho menos queda la más mínima posibilidad de un Co Gobierno, como tanto lo presumió Cuén Ojeda luego de ganar la elección; y las declaraciones del mandatario estatal de ayer fueron contundentes: «No me ha presentado la renuncia Héctor Melesio Cuén, yo no negocio menos con un secretario que es mi subordinado, yo no negocio cuestiones de ese tipo político».
Son muchas las voces que ya hablan sobre la salida de Cuén Ojeda del Gobierno estatal, tras su primer mes caótico, porque es el único secretario que tiene conflictos abiertos, en por dos días diferente. Primero, con los trabajadores de salud, quienes demandan bases y mantienen tomada la vialidad frente al Hospital de la Mujer, desde hace ya 25 días. Y la otra, el conflicto político en Mazatlán, en el cual no debería estar inmiscuido porque ya no es el dirigente del PAS, al menos en el papel.
Pero lo más grave son las palabras de Rocha Moya en su mañanera de ayer: «Que me disculpen mis aliados del PAS se va a resolver mañana, pero no por ellos. Ellos por qué retiran su postura, porque quedaron en minoría, el resto de regidores resolvieron uno por uno que van a apoyar la propuesta que haga el presidente municipal.»
Los regidores del PAS prácticamente tiene paralizado al Gobierno municipal, por no haber sido nombrados los tres principales funcionarios del Ayuntamiento: Secretario, tesorero y oficial mayor, propuestos por el alcalde.
Al final, el gran perdedor es el Partido Sinaloense, que rompe una alianza con el alcalde de Mazatlán, con Morena, y deja muy mal sabor de boca en el Gobierno del Estado.
«El Químico» Benítez ganó esta batalla, pero perdió la guerra y con eso se le complican sus aspiraciones por la gubernatura, ya que dejó muy claro que no es capaz de resolver un conflicto con sus aliados en el Ayuntamiento de Mazatlán, y así, muy difícilmente podrá resolver problemas que se presenten en el Estado, que son muchos más graves y complicados. Demostró que no tiene estatura, ni voluntad política para resolver conflictos. Luce casi imposible volver a ver en las boletas en el 2024.
El secretario General de Gobierno, Enrique Inzunza Cázares, principal operador político del Gobernador, no previo, ni pudo ser el interlocutor que necesita el Ejecutivo estatal, para atender y resolver conflicto, incluso este tan sencillo entre los aliados. Don Enrique estaba más preocupado colocando a sus familiares en cargos públicos, que en atender sus responsabilidades como secretario, y logró que su esposa fuera elegida como magistrada del Supremo Tribunal de Justicia del Estado, en el Congreso.
Al final, el ganador fue el gobernador Rubén Rocha, quien sale más fortalecido, «El Químico» le debe que le resolvió el conflicto, lo respaldó y puso a los pasistas en su lugar; y dejó muy en claro que quien manda en Sinaloa es él.
En los próximos días habrá una renuncia en el gabinete de primer nivel de Rocha Moya, ¿hagan sus apuestas de quién será el primero?