COLUMNA EL CAMBALACHE
Por Estefanía López
Este fin de semana, los sinaloenses nos engalanamos con la nueva visita de nuestro presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.
Pensamos que tal vez, vendría arreglar algunos pendientes, de los tantos que hay en estos tiempos políticos; la destitución del alcalde de Culiacán, Jesús Estrada Ferreiro, el esclarecimiento del asesinato del periodista, Luis Enrique Ramírez, los cambios de gabinete del gobernador, Rubén Rocha o bien, la inseguridad de Sinaloa.
Pudiéramos concluir que los primeros tres casos, fueron parcialmente resueltos, el primero con la negativa de AMLO para recibir a Estrada y el segundo con la promesa de que, el caso de Luis Enrique no quedaría impune y habría resultados pronto.
Pero sin duda, la inseguridad no fue tema del presidente, mientras una vez más le daba un espaldarazo al crimen organizado con su visita a la sierra de Badiraguato. Tal vez ya tenía visita agendada, tal vez ya era hora de venir a Sinaloa a cumplir una promesa; la de visitar la tierra de ya sabemos quién, cada determinado tiempo.
Una visita presidencial manchada de sangre, dos jóvenes encontrados sin vida bajo el puente de la salida a Mazatlán, uno más ubicado en las inmediaciones de Congreso de Sinaloa, otro más embolsado por Urbi Villas del Cedro y, por cierto, un retén de “militares con tenis” en la sierra Badiraguato, ese retén que todos sabemos que existe.
Pero, nuestro presidente parece que no vino a Sinaloa y se fue a Canadá o a Finlandia allá donde “dicen” que la vida es bella y puedes caminar por las calles sin sentir pánico. O es eso, o al presidente ya le está dando ceguera por la edad o simplemente utiliza su ego y poder omnipotente para demostrar indiferencia ante las graves y sentidas consecuencias del crimen organizado.
Sus declaraciones después de que, periodistas lo cuestionaran sobre el retén de los “militares con tenis” que los abordaron en la sierra mientras hacían la cobertura de su gira, fueron absurdas. “Yo no vi nada, quien sabe si sea verdad” dijo AMLO, y dudó de los periodistas como siempre lo hace.
Por suerte, no tuvimos al presidente burlándose de los sinaloenses por mucho tiempo pues regresó a Ciudad de México en la brevedad. Pero si pensábamos que eso era todo, no equivocamos. Nos faltaba escuchar al gobernador, Rubén Rocha Moya, en su semanera diciendo que un “grupito armado” no significa que el crimen organizado tenga dominado Sinaloa. ¡Que se está exagerando” ¡¡Otro ciego!! De verdad que la edad, es un mal para nuestros gobernantes.
Este fin de semana, vivimos un asalto, una grosería y una falta de empatía inexplicable a la gente de Sinaloa de parte de nuestros gobernantes.
Presidente, gobernador, todos los hemos visto y no ocupamos ir a la sierra para verlos, están aquí en Culiacán, en las calles de las colonias, en cada paso que damos.
Hoy replico lo escrito por mis colegas de Revista Espejo, “Presidente, los sinaloenses ya no queremos ser rehenes del crimen organizado”. Ya enserio, ¿Qué va a hacer por nosotros?